jueves, 6 de marzo de 2008

Hijos

Siempre afirme que mis hijos son lo mejor que me ha ocurrido en la vida... y sigo haciéndolo.
Pero como no existen las verdades rotundas; ésta también tiene matices.
Matices... o momentos un poco jodidos.
Mi hija Coral tiene 15 años. Mi hijo Alvaro 13. Y estamos atravesando una fase complicada (supongo que podéis imaginarlo).
Lamentablemente, parece que mientras las dificultades no llegan a reflejarse en el aspecto pedagógico, no existieran: pero nadie tiene una fórmula mágica para descurbrirlas.

Y ahora quiero citar a Mark Twain: ..."Cuando tenía 14 años, mi padre era tan ignorante que no podía soportarlo. Pero cuando cumplí los 21, me pareció increíble lo mucho que mi padre había aprendido en siete años"...

Bueno, pues eso: y si es en clave de humor, mejor.

Un abrazo y hasta pronto.
PpPeri

2 comentarios:

ASCARON dijo...

El problema tendría una muy fácil solución si al igual que el resto de los mamíferos una vez acabada la crianza dejáramos de reconocer a los hijos. Suena duro, pero es natural.

ASCARON dijo...

El problema tendría una muy fácil solución si al igual que el resto de los mamíferos una vez acabada la crianza dejáramos de reconocer a los hijos. Suena duro, pero es natural.